jueves, 16 de septiembre de 2010

El Contrato Social y REDD+

http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/49879.html
El 26 de agosto pasado el empresario ambiental Gabriel Quadri publicó en El Economista un artículo donde reflexionaba sobre la deforestación en México, haciendo primero una apología del pago del costo de oportunidad por “no tocar” al bosque, y sugiriendo, con una referencia al "estado de naturaleza" de Thomas Hobbes, que la solución estaba condicionada por la situación de Estado fallido que caracteriza a nuestro país. Sin embargo, al tratar el problema desde estos ángulos, minimiza la importancia de la gestión comunitaria de los bosques y menosprecia el uso sustentable de los recursos forestales como factores de conservación y desarrollo.
Gabriel Quadri tiene razón en señalar que el bosque será uno de los temas centrales durante la reunión sobre cambio climático de Cancún en diciembre. En efecto, la deforestación representa el 17% de las emisiones de Gases a Efecto Invernadero a nivel mundial y en México ese porcentaje es de 14% del total de las emisiones GEI. Los bosques se deforestan a tasas preocupantes, lo que sugiere que las cifras antes mencionadas pueden incrementarse en los próximos años si no se toman medidas urgentes y de largo plazo.
La gran esperanza de Cancún es la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal (REDD+), la cual representa una oportunidad para generar políticas de gestión forestal sustentable, donde se apueste por la conservación de los bosques a través su aprovechamiento. Pero eso implica considerar la necesidad de desarrollo de las comunidades que habitan las zonas forestales y no sólo su precaria subsistencia.
En su artículo, Gabriel Quadri explica que “el costo de oportunidad de la tierra (lo que ésta vale para el propietario en actividades agropecuarias) es un concepto crucial en el financiamiento y operación de REDD, y que desde luego debe ser cubierto para evitar la deforestación” y considera que con el pago de este costo de oportunidad “el objetivo de deforestación asintótica cero al 2020 es perfectamente alcanzable”. Y concluye que lo anterior “debería ser el referente de la política forestal y de conservación en el país, dejando atrás las subvenciones sin contraprestación a grupos de interés, proyectos caprichosos de “uso sustentable de recursos”, y programas ingenuos y no verificables de "reforestación".”
Sin embargo, al pagar sólo el costo de oportunidad del uso de la tierra, es decir pagarle una renta a los propietarios de los bosques y las selvas por no tocar sus recursos, estamos condenando de facto a las comunidades a la pobreza, ya que con ello se les quita la posibilidad de diversificar sus medios productivos y comenzar un proceso de desarrollo propio. Actualmente, la mayoría de las comunidades que viven en zonas forestales se encuentran en situación de marginalidad y el pago del costo de oportunidad, calculado sobre esa base de miseria, no les permite salir de ella, al contrario las condena al subdesarrollo.
En contraste, el manejo sustentable del bosque no prohíbe a las comunidades aprovechar los recursos forestales, como lo plantea erróneamente la perspectiva conservacionista de "no tocar". Al contrario, se trata de definir junto con las comunidades forestales un plan de aprovechamiento sustentable del bosque, que establezca con criterios de conservación, qué árboles cortar para no mermar su regeneración natural, organice su cuidado contra plagas e incendios y promueva el desarrollo de una economía local comunitaria basada en los productos forestales maderables y no maderables. De esta manera las comunidades y ejidos forestales preservan y mejoran ese capital natural porque lo poseen y les provee ingresos.
Por ello, el diseño de las políticas de REDD+ debe integrar medidas adaptativas y de manejo sustentable del bosque para efectivamente detonar procesos de desarrollo sustentable que permitan evitar la deforestación y la degradación mientras fortalecen los medios de vida campesinos. En suma, la definición de la visión de REDD+ en México tiene que pasar por una evaluación integral y de largo plazo de sus impactos, considerando a las comunidades que viven en los bosques y del bosque.
Jean-Jacques Rousseau dijo: “las leyes no son otra cosa, que las condiciones de la asociación civil… el pueblo sometido a las leyes debe ser el autor de las mismas”. Se debe dejar de lado una actitud de menosprecio hacia las comunidades, asumiendo que son incapaces de definir sus propias estrategias de desarrollo. La gobernanza forestal debe de ser la base para la construcción de la visión del manejo sustentable de los bosques donde REDD+ representa la nueva oportunidad. REDD+ será entonces la consecuencia de un contrato social definido por las comunidades que habitan los territorios forestales, donde el uso sustentable de los recursos sea motor del binomio: desarrollo y conservación.