viernes, 27 de febrero de 2009

LA TENENCIA NO ES UN IMPUESTO VERDE (Director's Cut)

En el diario El Universal, 2 de marzo de 2009

http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/44405.html

Si bien es cierto que los recurrentes anuncios electorales para abolir la tenencia responden obviamente a objetivos populistas de corto plazo, es no obstante erróneo afirmar que le tenencia es un impuesto justo o que es un impuesto “verde”.

Por supuesto urge defender cualquier tipo de medida que mejore el estado actual del medio ambiente y que mitigue de forma importante los efectos del ya inevitable cambio climático. Sin embargo, una de las causas de los estragos que las catástrofes ambientales han generado en nuestras sociedades es la falta de democratización de las políticas. Si bien los impuestos y las señales de precios son instrumentos económicos importantes para incidir en el cambio de actitud de las personas, no todas las políticas económicas son infalibles.

Sí, la tenencia influye en la compra de un coche. Porque cuando uno compra una de esas maquinas, sobre todo los muchos que tenemos que pensar muy bien nuestras inversiones, pensamos no solo en el precio neto del bien, si no que pensamos también en sus servicios, en sus refacciones y en las tenencias.

Es un hecho que los consumidores en México nos servimos de esos indicadores para tomar la decisión de compra de un vehículo motorizado. En muchas ocasiones una sola variable es suficiente para determinar nuestra compra. En este sentido, la tenencia puede incidir en la compra o no del coche determinado, que no solo contamina y emite millones de toneladas de CO2, más todos los Gases de Efecto Invernadero que se producen por su fabricación, ensamblaje y transporte, si no que contamina también por tratarse de un emisor de ruido constante, por su mala utilización en la obstrucción de vías de tránsito, en breve, por el mal uso que le damos aquéllos que los manejamos.

Pero la tenencia no determina la compra o no del automóvil. Si una persona realmente necesita un coche lo va a comprar. Al incidir en nuestra decisión de compra, la tenencia hace que busquemos aquéllos autos que nos representen un costo menor. Y en ese caso compramos coches poco eficientes o usados, que no cumplen con las normas adecuadas de eficiencia energética.

Un impuesto es un instrumento económico que se revela eficaz si es utilizado correctamente. Pigou, el señor que se le ocurrió el tema de los impuestos ambientales, decía que el impuesto idealmente debe representar la internalización de las externalidades negativas que provoca ese producto, es decir: 1) que debe traducir en términos económicos el costo ambiental de la contaminación, 2) que debe de ser pagado por todos los agentes económicos que intervienen en la fabricación, distribución y compra del producto que contamina; y, sobre todo, 3) que estos agentes deben de estar concientes de porque están pagando ese impuesto.

La tenencia no tiene ese diseño. No representa ni por mucho el costo de la externalidad negativa y mucho menos están bien repartidas las responsabilidades. La genialidad de un impuesto está no solo en aplicarlo, si no que realmente represente una mejora. Si la tenencia fuera realmente un impuesto ambiental, debería ser un impuesto diferenciado, esto implica, que no debería de estar relacionado con el costo del producto en dinero y su porcentaje, pero debería estar relacionado a la probada externalidad que cada producto genera.

En este último punto, es muy necesario entender lo que es justo. Por ejemplo, el coche que actualmente demuestra ser el más ecológico por su eficiencia energética y por su ciclo de vida es el YARIS de TOYOTA. Sin embargo, dicho automóvil tiene una tenencia más cara, respecto a un CLIO de RENAULT, que si bien este último es también bastante ecológico, no lo es tanto como el primero. En este ejemplo, la señal del impuesto es incorrecta, ya que mis variables para la toma de la decisión de compra son entre otras el precio del auto y su tenencia, entonces haciendo caso a la señal del instrumento económico, estaría comprando un coche menos eficiente, y en este caso el impuesto no hubiese cumplido su función. Si la tenencia fuera menor para el YARIS, muy baja o hasta nula, entonces podría reconsiderar mi inversión. Claro que esto último no es definitorio, no obstante, para eso están los instrumentos económicos. No para gravar a todos por igual, pero si para dar señales correctas en los procesos de transacciones de bienes y servicios.

Por otro lado, es preocupante que en este país, sobre todo en esta ciudad, el verdadero problema no lo provocamos aquellos que usamos de manera utilitaria el coche, que por un lado no tenemos para invertir en coches grandes y poco eficientes, pero incluso algunos tenemos la conciencia de que un tanque de guerra como los que se están poniendo de moda son la cosa más ridícula y sucia para transportarse en esta ciudad. A quien compra una HUMMER (o alguna cosa parecida), el efecto del supuesto “impuesto verde” que sería la tenencia no le hace ni cosquillas: si se puede permitir gastar medio millón de pesos en un tanque de guerra, la tenencia ni le viene ni le va.

Ergo, el “impuesto verde” no está sirviendo como tal, porque una cosa de esas gasta 3 veces más gasolina que un CLIO o un YARIS, además que ocupa por lo menos el doble de espacio en una ciudad donde cada vez tenemos menos metros cuadrados por habitante. Por otro lado, no sé que efecto psicológico produce en quien las maneja, que se sienten prepotentes, pierden toda la dimensión de la escala humana y creen que pueden andar a más 90 km/hr en la ciudad. Efectivamente son un peligro para el peatón y las bicicletas, quienes han sido completamente olvidados en esta ciudad, pero ya no solamente, quienes tenemos un coche pequeño también vivimos amenazados por ellos. Cabe señalar que en casi todas las ocasiones, esos monstruos de coche vienen ocupados por solo un pasajero.

Es de suma relevancia que hablemos de políticas ecológicas serias, de impuestos verdes con verdadero impacto, y con un diseño realmente justo. No se trata de exentar de un pago de impuesto a todos los automovilistas, el tema está en el principio de responsabilidades compartidas y acciones diferenciadas. Es incorrecto cobrar un porcentaje del precio del coche y ya, es una medida que en el mediano y largo plazo no soluciona nada. Se trata de gravar mucho más a los autos verdaderamente nocivos y privilegiar el uso de autos ecoeficiencientes. Una tenencia para todos pero verdaderamente diferenciada, podría ser una solución. De hecho, hacer pagar al que usa una HUMMER el mismo porcentaje de culpa que al que usa un PLATINA, es poco democrático y hasta discriminatorio, porque entonces quiere decir que sólo quienes tienen dinero, tienen acceso. Ya basta con que el Medio Ambiente sea sólo un tema de gente que puede pagar.

Que la tenencia sea un impuesto fácil de cobrar no lo hace un impuesto ni justo, ni eficaz, ni progresivo. La tenencia se paga, entre otras cosas por los mecanismos de control que tiene. En el EdoMex y en el DF si uno no paga la tenencia no puede verificar su coche, si uno no verifica su coche, no puede circular y si no circulas, atentas contra tu “bienestar” o contra una necesidad importante. Entonces todos los que tienen coche pagan su tenencia, si no, no tiene caso tener un coche. A menos de que sepas y puedas evadirlo.

De hecho, si la gente no paga sus impuestos, no es porque no tenga dinero. La evasión y elusión fiscal en este país se dan en más del 50% por quienes sí pueden pagar. La elusión fiscal es la evasión legal del impuesto, es decir, que quienes lo hacen se aprovechan de las lagunas de la ley para evadir el pago de sus responsabilidades. Esta es la que más representa en dinero y normalmente lo hacen aquellas personas que pueden invertir en expertos para generar un plan estratégico de evasión, es decir los magnates de este país y las grandes corporaciones. Una persona de pocos ingresos no planea estratégicamente como evadir legalmente sus impuestos.

Es verdad que las propuestas de quitar la tenencia tienen tintes políticos. Efectivamente es una fuente de ingresos importantes para los estados y este tipo de medidas afectaría primeramente al EdoMex y al DF. La pregunta es, ¿por qué no proponen bajar el IVA o el IETU?, impuestos que afectan directamente a la federación. Por otro lado, la idea de que quitar la tenencia, sí busca incentivar el uso de autos particulares, entre otras cosas buscan incentivar la compra de coches por la gran caída de esta industria en tiempos de crisis. Por supuesto, la abolición de la tenencia es una medida que carece de fundamentos validos. Pero también lo es la tenencia. Hay que recordar que era un impuesto TEMPORAL que tenía la etiqueta de los Juegos Olímpicos del 68, obviamente es un impuesto que ya caducó.

Necesitamos un verdadero impuesto verde. Y por ello, los argumentos, las formas y las acciones no se limitan a sólo dejar la tenencia como esta. Ya basta de medidas fáciles y de parches cosméticos a lo mal que nos encontramos. La propuesta es quitar la tenencia e implementar un impuesto verde serio, justo, bien diseñado, que estuviera verdaderamente pensado para dar la señal correcta a los ciudadanos en su procesos de compra de un auto y que además tenga la etiqueta “Medio Ambiente” -como el impuesto a los cigarros, etiquetado para salud- es decir que su recaudación fuera directamente al financiamiento de programas y políticas para la mitigación del cambio climático. Si es así, entonces si podríamos hablar de un impuesto verde.